¿Hasta que punto,
los estudios de recepción contemporáneas pueden llegar a aprovechar los
espacios de la audiencia de fiestas populares para lograr la difusión de
expresiones culturales e identidades regionales?
Por Álvaro Patiño
Grajales.-Es incuestionable
que los estudios culturales durante varias décadas se preocuparon por la
intervención y difusión de las investigaciones de la elite, fundamentados en la
oferta mediática y no en demandas desde la audiencia y sus representaciones
socioculturales.
Los estudios de la
recepción (ER) tercamente han fijado su atención en políticas publicas
culturales ausentes de interés publico general: han limitado sus esfuerzos por
comprender una mejor visión de lo que han sido, son y podrán ser lo ER, pues
estos han germinado en terrenos “minados” de ideologías y tradiciones miopes y
adversas a la investigación, que solo responden a intereses mercantilistas. Y
políticas que buscan la manipulación mediática de la opinión pública.
Los nuevos estudios
culturales emergen hoy desde las posibilidades del sujeto mismo en su
interacción con un entorno cada vez mas mediatizado desde ciberespacios y visualidades en plena
evolución, permitiendo que la cultura local, a través de la tecnología digital,
y la telefonía celular puedan satisfacer los apetitos de percepción e
interacción virtual, para que desde la producción cultural, local y regional,
se muestre a través de diversos medios de comunicación y se difunda una nueva
imagen de Colombia hacia el mundo, desde las fiestas populares.
Los estudios de
recepción difícilmente se ocuparan de llegar a cada espacio de la colombianidad
para comprender nuestra producción
cultural; pero hoy tenemos todos los medios a nuestro alcance para difundir con
sentido y significado el potencial cultural nuestro, y nuestra propia identidad
desde la tradición y el folclor fiestero que los ER deben comunicar al mundo.
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